El mejor augurio que puedo hacerles a cada uno de ustedes y sus familias es aquel de despertarse pronto en un 2020 respetuoso y solidario, de tolerancia y de paz; somos muchos los que queremos dejar a nuestras espaldas un año distinguido por el odio y la división, de insultos y agresiones.
Personalmente siempre busque el modo, a todo nivel, de reconstruir un fuerte tejido conectivo entre y con la gran comunidad italiana que vive fuera de Italia, en Sudamerica sobretodo. Desde mi compromiso diaria en el Patronato Ital-Uil, desde el trabajo político y sindical, pero también desde aquel estudioso apasionado del fenomeno y de la potencialidad de la emigración italiana en el mundo: dedique cada hora de mi tiempo a este trabajo con la pasión de siempre, aquella que ustedes conocen y que nunca tuvo necesidad de un mandato parlamentario para que fuera plenamente expresada.
El año que esperamos está rico de desafios e inicia con muchas interrogantes, sea del camino de la política italiana como de aquella (igual o quizas hasta más incierta y compleja) sudamericana.
El delicado equilibrio de este nuevo gobierno conseguirá una estabilidad entorno a un programa fuerte y compartido de reformas útiles al país? Y a los italianos en el mundo, les será finalmente reconocido aquel preciosísimo rol, indispensable para el éxito de Italia en el exterior? Habrán elecciones de Comites y del CGIE o serán postergadas también esta vez? Y qué sucederá con la representación en el Parlamento, hoy desacreditada (hablo de aquella de America Meridional) y el día de mañana reducida gracias a los cortes votados en el Parlamento? Y en fin, se terminará de una vez por todas con las oposiciones de manera extrumental y demagógica entre nuestros emigrados e el exteios con los nuevos inmigrantes en Italia?
Éstas son todas las preguntas a las cuales no podemos responder hoy. Son puntos sobre los cuales en los próximos meses encenderán los faros del debate político y del compromiso social de aquellos que en varios ámbitos están encargados de estos temas. Seguiré informándolos con este newsletter y con todos los medios que están a mi disposición, convencido de que solo con una constante y completa información podrá renacer una real y libre participación de nuestros conciudadanos en el exterior a los sistemas de representación y al “Sistema Italia” en su complejidad.
Feliz Navidad, entonces, a la memoria de quienes ya no están y en la esperanza de dejar a las nuevas generaciones italianas y latino americanas en un mundo más interconectado pero también más respetuoso de las riquezas que derivan de la diversidad de la historia, cultura y tradiciones de nuestros países. La Italicidad, de la cual hemos hablado tanto en este año que culmina, en el fondo es justamente esto: HIBRIDACIÓN.