por Fabio Porta
Italia vuelve a votar; pronto, en unas semanas. Las elecciones anticipadas son consecuencia de meros cálculos electorales y de los intereses de partidos que no han puesto el bien del país y el futuro de Italia en el centro de su acción política. Primero el Movimiento 5 Estrellas de Giuseppe Conte e inmediatamente después la derecha de Salvini y Berlusconi (seducidos por la extrema derecha de Giorgia Meloni) provocó la crisis del gobierno de Draghi en el peor momento posible: en plena guerra en Europa, en los meses cruciales para la puesta en marcha del gran plan de recursos extraordinarios (PNRR) recibido de Europa por la recuperación económica tras la pandemia (que, por cierto, aún no está del todo erradicada) y sobre todo a pocos meses de que finalice el año y la muy delicada aprobación de la “ley de presupuestos”, que las elecciones de septiembre corren el riesgo de comprometer con recaídas gravísimas y repercusiones en la vida de los trabajadores y sus familias.
Algunos partidos han pensado más en ganar unos puntos porcentuales o en la oportunidad de conquistar el gobierno y sus escaños que en la crisis energética o la posibilidad concreta de aumentar los salarios, discusión iniciada por el gobierno con los sindicatos en vísperas de la apertura de esta desafortunada crisis. El Partido Demócrata, en Italia y en el extranjero, está preparado para afrontar estas elecciones y lo hará junto con todas las fuerzas progresistas y democráticas de centro-izquierda. Nos proponemos como el partido de la defensa de las conquistas democráticas frente a los nostálgicos del autoritarismo, del apoyo al proceso de integración europea cada vez mayor frente al resurgimiento de la soberanía filo putiniana, del compromiso serio en apoyo a los sectores más débiles de la población ( jóvenes desempleados, jubilados pobres, familias vulnerables) contra quienes proponen políticas neoliberales o amnistías masivas.
Sobre todo, volveremos a ser la opción más seria y responsable para nuestros compatriotas en el exterior: somos el único partido que ha aportado recursos importantes y permanentes a las arcas de los consulados para la mejora de los servicios a nuestros compatriotas (gracias a una propuesta de ley mía, cada año se transfiere a los consulados la tercera parte de lo recaudado por las solicitudes de ciudadanía); somos el partido que ha destinado 50 millones de euros a favor de la lengua y la cultura italiana en el extranjero (el gobierno era el de Paolo Gentiloni) y haber propuesto y aprobado nuevos concursos para cientos de nuevos empleados en la red diplomática consular; el partido que sigue constantemente los reclamos sindicales y de seguridad social de los italianos en todo el mundo, desde la batalla por el subsidio único y los ajustes de cotización hasta la inclusión en los roles de parte del personal contratado en las oficinas consulares.
Compromiso que llevamos a cabo con seriedad, empezando por mí, con una presencia constante y autorizada en todos los escaños parlamentarios (mientras que otros se han limitado al ‘turismo parlamentario’ en los últimos años, basta con ver los índices de asistencia). Finalmente, el partido de la lucha contra la ilegalidad y el fraude electoral. Mi larga, difícil y victoriosa historia muestra que aún existe una fuerte presencia en el exterior, especialmente en Argentina y Sudamérica, de organizaciones ilegales que más de una vez han puesto sus manos sobre el voto honesto de los italianos. Los hemos descubierto, desenmascarado y castigado y queremos llevar esta batalla hasta el final.
Lo haremos también con el apoyo de la prensa italiana libre e independiente en el mundo, que alguien ha intentado silenciar en los últimos años y que queremos relanzar y apoyar, precisamente porque es la mejor defensa contra la impunidad y la ilegalidad. Con este espíritu y estas banderas seré candidato a la Cámara de los Diputados, al servicio de la mayor comunidad de italianos y de descendientes de italianos en el mundo y para defender una Italia más abierta e inclusiva, donde los italianos en el extranjero sean considerados un factor decisivo, parte del crecimiento y desarrollo del país.
Fabio Porta Senador
Responsable de PD Latinoamérica