El resultado del referéndum constitucional sobre la disminución de los parlamentarios amerita algunas reflexiones, sobre todo a la luz del alcance de la victoria del SI entre los italianos en el exterior.
En Italia desde hace tiempo todas las encuestas daban como ganador el SI, también si la proporción fue inmensamente inferior a aquella del voto del 20 y 21 de septiembre.
La larga onda de una campaña que enseña la anti-política, que había acabado en Marzo del 2018 con la gran reafirmación del Movimiento 5 Stelle en las elecciones políticas, es lo que tenemos de esta no-reforma, producto de los acuerdos de gobierno que este partido había establecido con la Lega y después con el PD.
La esperanza está en el peso de siete millones de italianos que han votado NO, no obstante las indicaciones en sentido contrario de casi todos los partidos, para que puedan por lo menos orientar al Parlamento y aprobar rápidamente una serie de correctivos (de la ley electoral a la superación del bicameralismo) en grado de amenizar los daños de una reducción que influiría de manera negativa tanto en la eficiencia como en la calidad de los trabajos parlamentarios.
En este sentido juzgo positivo el hecho de que el Secretario del PD Zingaretti haya hecho propias tantas de las razones del frente del NO, dedicándose a trabajar en un proyecto reformador en razón del resultado electoral de las regiones que premian al Partido Democrático como primer partido italiano.
Más articulado, por el contrario, fue la lectura del exterior. Aquí la victoria del SI fue probablemente superior a la esperada, por una serie de razones que serían bueno iniciar a profundizar. Antes que nada la grave y en algunos casos absoluta falta de información, que ha llevado a la casi totalidad de los electores a votar sobre un pregunta simple que, en la anti-política (no solo “italiana”), ha indudablemente favorecido las razones del SI. No son pocos los electores que han votado SI a la disminución de los parlamentarios en Italia deseando que de la misma forma pueda pasar en el propio país de residencia.
Pero sería miope, de hecho, hipócrita, no observar que la aplastante victoria del SI entre los italianos en el mundo sea por referirse también a la crisis de nuestro sistema de representación, a la capacidad de los partidos y de los electos en el exterior de saber interpretar las necesidades y los tiempos de este electorado. Muchas veces, en el transcurso de esta campaña electoral, las razones del NO se han quebrado contra el muro representado por la inconsistencia o por la ausencia de los parlamentarios electos en mi repartición electoral. Un “muro” difícil de tumbar. Reforzando el clima de desacreditación y de desinterés sobre la representación parlamentaria de los italianos en el exterior, sobretodo en Sudamérica, encontramos los repetidos y gravísimos fenómenos de fraudes electorales a los cuales, desafortunadamente, no se les hizo el adecuado seguimiento y las medidas punitivas necesarias. Todos han sido fenómenos que han dado al SI en el exterior una fuerza aún mayor a aquella del SI en Italia. Es un indicativo, en este contexto, el hecho de que también los italianos en Argentina, no obstante, de estar representados por cuatro parlamentarios (entre los cuales el delegado en el gobierno para los italianos en el exterior) se hayan expresado decididamente por la disminución de nuestra representación parlamentaria.
Y ahora? Si no queremos que esto sea “el inicio del fin” del sistema de representación de los italianos en el mundo entonces debemos realizar una autocrítica que nos envuelva a todos: parlamentarios, partidos, Comites, Cgie. Los organismos intermediarios deberán seguramente ser reforzados pero eso no garantizará la recuperación de una relación virtuosa con nuestra comunidad; analógicamente se necesitará intervenir con suma urgencia con una nueva ley electoral para el exterior en grado de eliminar los fraudes no más aceptados, así como también de que trate de mejorar la calidad de los electos a través de un severo proceso de selección. En fin, la universalidad y la territorialidad del voto, para evitar la fácil manipulación del electorado y garantizar a los electores una representación proporcional a la dimensión de su comunidad.
El camino es arduo y erizado de obstáculos; si no tuviéramos el coraje de recorrerlo inmediatamente y hasta el final el riesgo de que el SI de los italianos en el mundo sea el “inicio del fin” no será más una mera hipótesis. Tanto en Italia, como en el exterior se tratará de responder a la anti-política con la “Buena Política”. No veo otra salida.
Fabio Porta ex diputado PD electo en América Meridional. Actual Coordinador del Partido Democrático en América Meridional.