Es Adriano Cario, de USEI. Lo acusaron de falsificar 2.200 votos. Dos postulantes se disputan la banca.
En una apretada votación, el Senado italiano expulsó por fraude en su elección al senador italoargentino Adriano Cario, que llegó al Parlamento en marzo de 2018 en representación de la USEI (Unione Sudamericani Emigrati Italiani). Hasta anoche reinaba la incertidumbre en Roma sobre quién sería su reemplazante en la banca reclamada ahora por dos candidatos.
Cario es hijo de inmigrantes calabreses nacido en Uruguay, pero residente en la Argentina. Se hallaba en el ojo de una tormenta desde hace al menos seis meses luego de que fuera cuestionada su elección como uno de los legisladores del distrito sudamericano, que cuenta con 1,6 millones de electores italianos residentes en el exterior.
Inicialmente, el candidato que sonaba para reemplazar a Cario es el senador ítalobrasileño Fabio Porta, del Partido Democrático (PD), que hace tres años planteó por primera vez la denuncia contra su rival afirmando, como lo recordaba ayer el diario italiano La Repubblica, que había sido víctima “del mayor fraude electoral de la historia de la república italiana” en una votación por correo de italianos residentes en el exterior.
Pero, cuando se acercaba la defenestración de Cario, el italoargentino Francisco Nardelli reivindicó para sí el derecho a sucederlo ya que ambos pertenecen al mismo partido.
“Si se anulan los votos considerados fraudulentos, corresponde por ley que lo suceda el primero en la lista, que soy yo. La impugnación presentada no fue contra el partido, la USEI, sino contra los votos de Cario”, dijo Nardelli en diálogo con Clarín desde la ciudad de Bahía Blanca, donde es presidente del Hospital Italiano local.
El escándalo
El caso había sido tratado el 9 de mayo pasado por una Junta del Senado. En esa ocasión, eximió de responsabilidad a Cario aun cuando tres pericias previas habían certificado el fraude en al menos 2.200 votos en su favor que fueron falsificados con la misma caligrafía.
Mientras el episodio saltaba a los diarios, el asunto llegó al pleno del Senado que ocupa, a dos pasos de Piazza Navona, el bellísimo Palazzo Madama, construido en el siglo XV por pedido del Papa Sixto IV (el que dio su nombre a la Capilla Sixtina) y que por décadas fue propiedad de los Medici.
En una agitada votación secreta, 132 legisladores apoyaron la destitución de Cario, 126 la rechazaron y seis se abstuvieron.
La votación
A favor de la continuidad de Cario votaron la ultraderechista Liga del ex premier Matteo Salvini y Forza Italia, de Silvio Berlusconi. Por la destitución, el centroizquierdista PD, el populista Cinco Estrellas (cambiando su voto anterior ante la Junta del Senado) y Hermanos de Italia.
Según reconstruía ayer Il Fatto Quotidiano, uno de los medios que sigue de cerca la cuestión, Cario se defendió declarándose inocente: “Aun cuando hay votos inválidos, sigue existiendo una diferencia de miles de votos a mi favor. Solo han controlado una parte. Para disponer de mi destitución deberían controlar todas las papeletas”, sostuvo el legislador, que apenas balbucea el italiano.
En noviembre, Cario había ligado su destitución a las maniobras que a estas horas afloran en el Senado mientras las distintas fuerzas negocian quién sustituirá como presidente de Italia a Sergio Mattarella en febrero, cuando venza su mandato. En una nota, Cario dijo entonces que su caso se vincula “a la necesidad política del partido del denunciante de aumentar su presencia parlamentaria con mi destitución”.
De todas formas, lo cierto es que este escándalo viene a torpedear un sistema representativo que otros países europeos intentan imitar y que muchos quieren erradicar en Italia. En Octubre, una ley redujo el número de legisladores, aun los del colegio exterior: de 12 diputados se pasó a 8; y de 6 senadores a 4 para un total de seis millones de electores en el mundo.
El 9 de diciembre, una junta para elecciones del Senado deberá decidir quién se queda finalmente con la vacante en disputa.
PB