El Coronavirus nos ha hecho sentir a todos más vulnerables e indefensos.
El virus nació en China y se difundió rapidamente por todo el mundo, a partir de Italia, el país europeo más golpeado por eso que hoy en día se convirtió en una “pandemia”, un fantasma que hoy asusta al mundo entero.
Tuvimos que cambiar nuestros comportamientos, nuestros hábitos, para intentar detener la difusión del virus y evitar el colapso de las estructuras sanitarias.
Italia ha respondido con corage, determinación y sobretodo con unidad.
Los italianos en el mundo, también han hecho sentir rapidamente su solidaridad con Italia en estos momentos; y hoy nosotros que vivimos en el exterior compartimos las mismas preocupaciones, la misma ansiedad y miedos.
Estamos aprendiendo sobre nuestra misma piel una gran lección, más que una:
La salud pública es un derecho precioso, de hecho el primero derecho que todos los Estados deberían defender;
Los Estados Nacionales y Supranacionales, en cambio, se muestran débiles e inciertos delante de una pandemia que debería superar prejuicios y sospechas, en una guerra que nos tendría a todos en una misma parte;
Estamos sobretodo redescubriendo los valores más profundos, a partir de aquellos familiares; todavía una vez más nuestros queridos representan la fuerza y nuestra esperanza. Y por ellos debemos respetar las reglas de convivencia y salud, aunque nos parezca dificil quedarnos encerrados en casa por días.
Son estas las lecciones del coronavirus y es éste nuestro reto, quizás el más dificil que hemos afrontado en Italia desde la segunda guerra mundial hasta el día de hoy.
Por esto gritemos con todo el corazón y con un nudo en la garganta: #EstaraTodoBien!