EL GOBIERNO ITALIANO QUIERE VALORAR LAS HABILIDADES DE LOS CIUDADANOS DEL SUR DEL PAÍS Y LOS DESCENDIENTES, QUE EMIGRARON EN EL EXTRANJERO

Fabio PortaUna “Red de Talentos para el Sur” para ayudar a Italia a salir de la más grave crisis económica después de la postguerra a hoy: es un desafío ambicioso lanzado por el Ministro para el Sur y la cohesión social, Giuseppe Provenzano, a las miles de competentes meridionales hoy presentes y erradicados en todo el mundo.

En realidad se trata de un desafío para Italia. Nuestro país, de hecho, no obstante que cuenta con una comunidad en el exterior que no tiene comparación en todo el mundo, por cantidad y calidad de la presencia, no ha nunca sabido (o querido) valorizar este patrimonio a los fines del crecimiento y desarrollo de una economía en estos momento en dificultad crónica y estructural.

Los estadistas más acreditados nos dicen que, solamente en los últimos quince años, desde nuestro país emigraron más de 600 mil jóvenes, de los cuales 240 mil adquirieron un título. Una tendencia de salir del país comparada únicamente con la gran onda migratoria del siglo pasado, a finales de los años ’50. Una pérdida neta de competentes y experimentados, sobre todo para las regiones de la Italia meridional, donde los niveles de desocupación juvenil son altísimos. La búsqueda de oportunidades de estudios y trabajo en el exterior no es de por sí algo malo, al contrario, es una movilización “virtuosa” podría de hecho ser incentivada y sostenida por el sistema formativo y de la producción, precisamente con la finalidad de construir una “red” de personas calificadas en grado de enriquecer sus propios territorios de origen. El “vicio” está en una Italia que no termina de dar más oportunidades de regreso a estos jóvenes como también atraer con la misma intensidad a competentes y experimentados de terceros países así como sucede en otros países occidentales.

La reciente pandemia, paradójicamente, podría revelarse como la primera verdadera y grande posibilidad de valorización sistemática y estratégica de este potencial, y es por esto que la iniciativa del Ministro Provenzano va encaminada y alentada con convicción. Si en los años ’60 las remeses de los emigrantes, sobretodo del Sur, representaron uno de os factores-claves del boom económico, imponiendo en nuestra economía recursos indispensables al crecimiento del desarrollo, en la Italia del post-Covid19 las “remesas de conocimiento”- así como el Ministro Provenzano lo ha querido rebautizar – podrían constituir la versión 4.0 de este extraordinario instrumento de reconstrucción socio-económico del País.

Como Presidente de la Asociación de Amigos Italia-Brasil  he recibido del Ministro la invitación a ser parte activa de este proyecto; de meridional a residente en el exterior he aceptado la apelación a “construir una alianza entre quien está en el Sur y quien se fue” con entusiasmo, y  comprometiéndome a divulgar la iniciativa y a individuar “talentos” en el gran país sudamericano.

En Brasil vive hoy en día una comunidad de más de treinta millones de italo-descendientes; se trata de una de las emigraciones más antiguas y numerosas de la historia italiana. Una presencia radicada y ramificada en todos los sectores vitales del gigante continente, de la cultura al deporte, de la economía a la política. También en Brasil en las últimas décadas, la emigración italiana está recuperándose para crecer de manera significativa. Desde las regiones de Italia meridional fueron millones los que eligieron este país para ampliar su propio horizonte de oportunidades: graduados, profesionales, gerentes, intelectuales. Un patrimonio particularmente visible en San Paolo, la capital económica del país, pero también en las otras capitales del sur como en Río de Janeiro y al noreste. Una legión de nuevos inmigrantes hoy particularmente activa en el mundo de las cámaras de comercio italo-brasileras como aquel de las grandes empresas italianas presentes en Brasil (TIM, Enel, Fiat, Pirelli…); pero también una presencia difundida entre pequeñas start-up y medianas empresas, como en el mundo de las profesiones, del voluntariado y de la universidad.

Este recurso humano se direcciona hoy, por primera vez, el gobierno italiano, con la intuición de construir una “plataforma digital que consienta interrogar los “talentos”, individualmente o en vía institucional, por parte de administradores, empresas, ciudadanos dedicados a proyectos de innovación hoy en día, con la organización de encuentros periódicos y workshop específicos”.

Un proyecto introducido en su totalidad titulado en el “Plano Sur 2030”, el programa decenal  con una inversión valorada en 123 millardos en infraestructura y nuevas oportunidades para jóvenes, publicado por el gobierno pocas semanas antes del brote de la pandemia, que hoy está en la carrera para convertirse en uno de los pilares de la reorganización de nuestro sistema económico, social y cultural. Un programa con vínculos precisos, como aquel de destinar el 34% de cada inversión pública al Sur, con prioridad para las cadenas de suministro de formación, de la energía y de las infraestructuras. En este contexto la “Red de Talentos” podría “favorecer el traslado de conocimientos y buenas prácticas, disfrutando de las ventajas de las redes telemáticas y digitales; la difusión de una cultura de las políticas de innovación y de los nuevos emprendimientos tecnológicos, el apoyo a jóvenes que quieren quedarse o regresar al Sur para dar vida a start-up o trabajar en un hub de investigaciones; el ingreso de “talentos”  en sociedad de emprendimientos innovativos”.

Después de años de políticas miopes y prevalentemente asistencial dirigidas a la gran comunidad de los italianos en el mundo, el enfoque del Ministerio del Sur podría marcar un punto de cambio, “cómplice” probablemente es el consejero político del Ministro Eugenio Marino, desde hace años gran experto y estudioso de todo aquello que se mueve en el mundo de la vieja y nueva movilización de los italianos en el exterior.

Meridionales e italianos en el mundo: dos recursos únicos y extraordinarios para el relanzamiento de la economía italiana en el post-Covid19; también es una alianza que podría revelarse como decisiva en el ofrecimiento al Sistema Italiana de un mix explosivo de oportunidades y potencialidad nunca antes disfrutado hasta el fondo de un país que en el pasado ha considerado, quizás con mucha indulgencia, el Sur y los emigrantes como un capítulo de gastos asistenciales y no una inversión inteligente y decisiva para el crecimiento y el desarrollo.

Un desafío ambicioso y decisivo, entonces, que desafía directamente a los tantos sujetos -institucionales o no- que según los diversos títulos tienen responsabilidad y competencias en el vasto mundo de la Italia en el mundo. Un proyecto en el cual el significado va más allá de las intenciones de quienes lo han presentado con coraje; una iniciativa que amerita todo nuestro apoyo junto al augurio de un Éxito que más allá de ayudar a la Italia que vendrá podría recolocar en un sistema virtuoso recursos que los meridionales y todo el país arriesgarían de perder para siempre. Un riesgo que no podemos, y que no debemos correr.

(*) Ex parlamentario y Presidente del Comité de Italianos en el mundo de la Cámara de Diputados, Presidente de la Asociación de Amigos Italia-Brasil.

Fonte: vision global trends

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