EL DEDO Y LA LUNA

De Fabio Porta.

Un nuevo referendum nos pedirá expresarnos sobre la reforma del Parlamento Italiano.

Los italianos regresan a expresarse después de cuatro años, a través de un referendum, sobre una propuesta de Ley Constitucional que pretende modificar el numero total de parlamentarios. Cuatro años atrás la reforma, que preveía la superación del “bicameralismo perfecto” con el mantenimiento del actual número de diputados pero con la reducción a un tercio de los actuales 315 senadores (los cuales serían electos por los consejos regionales), fué glamurosamente rezadado por los electores. Las consecuencias fueron inmediatas: el gobierno liderizado por Matteo Renzi cae, seguidamente de la renuncia protamente anunciada por el mismo Presidente y sucesivamente se formó un nuevo ejecutivo liderizado por Paolo Gentiloni.

La reforma que en Septiembre será puesta a juicio de los electores, en Italia y en el exterior, es mucho más simple de aquella del 2016 y quizás justo por eso podría tener mayor chance de ser aprobada. A los electores les vendrá cuestionado si están de acuerdo en reducir el número de diputados de los actuales 630 a 400 e los miembros del Senado de 315 a 200. Un “corte lineal”, que en esta oportunidad no viene acompañado por ninguna otra intervención que modifique el sistema de paridad sustancial de funciones entre las dos camaras de nuestro Parlamento, más de una vez indicado por los constitucionalistas como uno de los principales factores de lentitud y confusión del proceso legislativo italiano.

Los parlamentarios electos en la Circunscripción en el Exterior pasarían de los actuales 18 a 12, ocho a la Camara y Catro al Senado. Una gran redimensión, no obstante el numero de los italianos en el mundo se ha practicamente duplicado en los últimos quince años; cuando, en el 2016, por primera vez se voto para elegir a los representantes de los italianos en el exterior, los electores eran alrededor de tres millones mientras que hoy, este número practicamente se duplicó. Es una paradoja, pensar que mientras los seis millones de italianos distribuidos en todos los continentes eligirán apenas 4 senadores, los ciudadanos del Trentino Alto-Adige (una región de un poco más de un millon de habitantes) serán representados por seis senadores. “Un daño al principio constitucional en la igualdad de votos entre ciudadanos independientemente de su residencia”, como se denuncia en una carta pública algunas instituciones históricas de la emigración italiana en el mundo, entre ellas la FIEI (Federación Italiana Emigración Inmigración).

La debilidad de esta reforma, por lo tanto, no se encuentra en la reducción del número de parlamentarios sino en la ausencia de un diseño complementario de equilibrio de las funciones entre Camera y Senado y en la fakta de homogeneidad y proporcionalidad entre el numero de los electos y electores, como en el caso de los italianos en el exterior.

El mensaje complementario que podemos encontrar en la simple reducción del número de parlamentarios, a la final, no está propiamente en línea con el justo esfuerzo de cambiar la política a través de una mejor calidad de sus exponentes; la reducción del número de parlamentarios, de hecho, no comportará necesariamente un mejoramiento de la calidad de los electores en ausencia de otras modificaciones necesarias. Una última consideración se debe hacer sobre las particulares condiciones de emegerncia que, a causa de la pandemia, el Brasil y el resto de Sudamerica y NordAmerica están atravesando; situación que debió orientar al gobierno italiano a reprogramar para dentro de unos meses la realización del referendum, así como en otras oportunidades ha solicitado el Consejo General de los Italianos en el Exterior.

No haber tomado en consideración esta solicitud confirma lamentablemente la sensación, una vez más, que estamos frente a decisiones que consideran a los italianos en el mundo “menos iguales” de los demás, para no decir, “ciudadanos de serie B”.

 La participación al voto, que también en esta oportunida será importante y decisiva, será lamentablemente condicionada por los efectos de la pandemia en la organización del referendum, en la promoción de adecuadas iniciativas informativas y sobre la regularidad de todas las operaciones de envío y regreso de los sobre electorales a los consulados. La esperanza y el auspicio es, sin embargo, doble: que no obstante la pandemia en curso también nuestra comunidad en el exterior puedan hacer sentir su voz en este importante momento de democracia y que lo hagan, como sugiere un antiguo proverbio chino, mirando a la luna y no al dedo (osea, no limitándose a emitir un juicio sobre la reducción de parlamentarios sino considerando la complejidad de la reforma y sus efectos sobre nuestra representación).

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