La Comisión de asuntos constitucionales de la Cámara, comprometida en definir el proyecto de ley sobre ciudadanía, ha decidido no modificar la estructura del texto de iniciativa popular, el cual contiene algunas facilidades para la adquisición de la ciudadanía por parte de extranjeros regularmente residentes y de sus hijos en nuestro país, y de esta manera, no acoger las enmiendas, entre las cuales se encuentran también las nuestros, referidas a la readquisición en favor de los italianos en el exterior.
Adecuar nuestra normativa sobre este tema a la de otros países avanzados, nuestros partners en el plano internacional, y homogeneizarlos para la cultura y para el espíritu democrático, es ciertamente una cuestión de civilidad, justa e impostergable, como hemos dicho tantas veces. Los tiempos cambian: el principio del jus sanguinis debe ser reconciliado con el de jus soli, sin renuncias pero también sin cierres. Como ciudadanos, como parlamentarios y como representantes de millones de personas que han construido en otras fronteras sus vidas a través de las migraciones estamos profundamente de acuerdo que esto se plasme. Es más, nos sentimos comprometidos con toda nuestra convicción en participar en este esfuerzo de civilidad, que encuentra tantos obstáculos políticos y se enfrenta con tantos prejuicios.
Quedan abiertas, sin embargo, algunas cuestiones referidas a otros migrantes, nuestros migrantes, que desde sus países de origen esperan reconocimiento justo e impostergable. Nos referimos a quien ha nacido en Italia y después, condicionado a tomar, por razones de trabajo y de vida, la ciudadanía de los países de establecimiento, la perdió sin ser responsable de ello. Nos referimos sobre todo a las mujeres que, a su tiempo la perdieron forzadas por una ley de 1912, por haber esposado un extranjero no pueden transmitirla a sus descendientes, además de que los jueces de Casación han ya reconocido que fueron víctimas de una discriminación incompatible con nuestros principios constitucionales. Nos referimos a la exigencia de reabrir los términos para las solicitudes de los descendientes de los italianos que habitan en las regiones del ex Imperio austro-húngaro, para los cuales se utiliza un tratamiento más restrictivo al respecto, por ejemplo, a aquellos que estaban en los territorios de la ex Yugoslavia.
La no recepción de nuestras enmiendas sobre la ciudadanía de los italianos en el exterior es resultado de la intención de afrontar la cuestión de forma a través de una ley ad hoc que recoja las propuestas desde hace tiempo presentadas tanto en la Cámara como en el Senado (Giacobbe y otros en el Senado y Fedi, La Marca, Porta y otros en la Cámara). De esta estrategia hemos tenido una autorizada confirmación en un encuentro con nuestro jefe de grupo de la Cámara, Ettore Rosato, que ha sostenido su compromiso personal y del Grupo para encontrar una solución positiva y en tiempos razonablemente rápidos con un dialogo entre Senado y Cámara.
Resaltamos el compromiso del Presidente Rosato y agradecemos su atención hacia los italianos en el exterior. Por cuanto nos concierne, continuaremos trabajando para que se arribe en esta legislatura a una solución justa y equilibrada haciendo frente a las expectativas generadas hace tiempo en nuestra comunidad en el exterior.
Los diputados: Farina, Fedi, Garavini, La Marca, Porta y Tacconi