“Ius culturae” e invierno demográfico

En la Italia pos pandemia será fundamental revertir el declive demográfico del país.

“Ius culturae” e invierno demográfico

Este segundo semestre de 2021 se abrió en Italia bajo esperanzas la bandera de la  recuperación y salida paulatina de la pandemia, creada por la campaña de vacunación masiva pero también de una mezcla de miedo e incertidumbre provocada por el regreso de las llamadas “variantes”, y por la persistencia de infecciones en otras regiones del mundo, partiendo de  América del Sur. Mientras tanto, Italia ha obtenido la mayor parte de la financiación europea, 209.000 millones de euros, para apoyar proyectos destinados a reconstruir un tejido social, medioambiental y económico sólido capaz de dar continuidad y sostenibilidad al proceso de crecimiento y desarrollo.

La idea de la “reconstrucción” nos remonta a setenta y cinco años atrás, cuando Italia intentaba levantarse de los escombros morales y económicos de la última gran guerra. La lucha contra Covid19, con sus víctimas y su dramático impacto en la economía, también ha tomado la forma de una verdadera guerra mundial.

En Estados Unidos, las víctimas del virus ya han superado el número total de muertes de civiles y militares durante toda la Segunda Guerra Mundial; en Italia solo en el transcurso de 2020 el total de muertes fue el más alto jamás registrado desde el período de posguerra. Cifras impresionantes que por sí solas nos dan una idea de la magnitud de este fenómeno.

No se puede dejar de responder a una tragedia de esta envergadura con un esfuerzo enorme, solo igual al realizado por Italia y Europa a raíz del último gran conflicto. Hoy, como entonces, no serán suficientes nuestros recursos exclusivos sino una combinación de acciones y ayudas financiera, pero también de carácter económico y social.

Si el “Fondo de Recuperación” puede ser el “Plan Marshall” 4.0, hoy como entonces será crucial poder combinar proyectos financieros con el deseo de redención del país, especialmente de las generaciones más jóvenes. Una primera emergencia que debe ser atacada tendrá que ser la gravísima recesión demográfica que ha golpeado a Italia de manera particularmente aguda durante años; una emergencia que evidentemente ha empeorado la pandemia y a la que debemos responder con políticas adecuadas tanto en el apoyo a las familias como en la inclusión de emigrantes e inmigrantes. Con referencia a este último aspecto, las políticas migratorias, Italia debe tener el valor de invertir en un verdadero “ius culturae universal”, que inserte tanto las mejores energías existentes en las recientes migraciones hacia nuestro país como las nunca suficientemente valoradas por las nuevas generaciones de italianos en el extranjero. Italia debe responder a los automatismos y al contraste instrumental entre ‘ius sanguinis’ e ‘ius soli’ relanzando la propuesta contenida en el manifiesto “Italico” de Piero Bassetti, apuntando a ese universo de 250 millones de personas que en Italia y en el mundo hacen referencia tanto a nuestras raíces como a nuestros valores y nuestra cultura. Si en los años posteriores a la posguerra fueron las remesas de los emigrantes primero y el boom demográfico lo que tuvo un impacto positivo en la balanza de pagos y en el aumento del PBI, en la Italia pos pandemia, las remesas 4.0 podrían llegar a través de un sistema inteligente de inversión en el “turismo de las raíces”, mientras que el invierno demográfico puede responderse con una mezcla previsora ​​de políticas familiares, por un lado, y políticas migratorias, por el otro.

Incluso el primer ministro, Mario Draghi, en su discurso de toma de posesión ante el Parlamento, evocó a la Italia de la posguerra: “Italia se recuperó del desastre de la Segunda Guerra Mundial con orgullo y determinación y sentó las bases del milagro económico gracias a la inversión y el trabajo. Pero sobre todo -añadió- gracias al convencimiento de que el futuro de las próximas generaciones será mejor para todos ”.  Este es probablemente el desafío más difícil: dar esperanza a los jóvenes italianos en un país mejor, compuesto de nuevas oportunidades para todos y de un crecimiento homogéneo, constante y sostenible de norte a sur, sin olvidar a quienes viven fuera de las fronteras nacionales pero nunca dejaron de sentirse italianos.

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